Una manera maravillosa de empezar el fin de semana
por firmm Team
Texto: János Rumpel; fotos: firmm
Cuando salgo del piso de los voluntarios no hay nada de viento, calma chicha. Sentir el calido sol despues de mis primeras semanas con fuerte levante es una bendicion. El mar se extiende azul-turquesa hasta Africa, donde el monte “Yebel Musa” brilla en tono rosa palido. En la primera salida del dia hay una novedad en el Spirit. Un drone a control remoto por primera vez toma fotos de los calderones y los delfines mulares desde el aire.
A las dos de la tarde puedo salir en el barco en mi tiempo libre y estoy tan curioso como los otros pasajeros que se exponen al sol. Cada rayo de sol es absorbido y lo poco que queda del invierno es sacudido. Pronto estamos enmedio del Estrecho de Gibraltar, entre un gran barco carguero y otro militar que estan pasando. Directamente enfrente nuestro encontramos el primer grupo de calderones descansando, pero estan en el camino del carguero –asi que tenemos que dejar pasar al gigante metálico. En la estela que deja encontramos otras familias de calderones. De hecho, no se donde mirar, porque tanto a babor como a estribor los delfines se mueven arriba y abajo. Sus cuerpos brillantes y su ruidosa respiración provocan en la gente exclamaciones de alegria. No estamos muy cerca, pero el increible numero de animales nos deja impresionados.
De pronto el clic del altavoz nos despierta de nuestro soñar despiertos. Katharina anuncia que ha visto el soplo de un cachalote. El barco da la vuelta y se dirige rápidamente hacia el mar Mediterraneo. Nos toma unos minutos hasta que nuestros ojos desentrenados distinguen la nube diagonal de aire condensado y algunos pequeños puntos grises. Entonces nos damos cuenta de que hay dos cuerpos que se estan moviendo y en ese momento vemos lo que tenemos aqui –dos cachalotes nadando rápidamente, uno al lado del otro.
El barco reduce la velocidad y se pone paralelo a los animales que se acercan. Siguen nadando hacia nosotros, hasta que se doblan y nos muestran sus aletas caudales. Entre felices “Ooooohs” y “Aaaaahs” desaparecen en el agua. Pero unos segundos despues reaparecen. Por un instante podemos ver incluso la cabeza de uno de los animales antes de que nos muestran la cola para desaparecer definitivamente.
Maravillados por este especial encuentro giramos de nuevo y enfrente de Tánger encontramos mas calderones. Primero vemos solo dos –uno de ellos es Zackzack, una hembra con la aleta dorsal parcialmente cortada. El tímido animal se sumerge, pero en breve nos encontramos entre sus congéneres. Y esta vez se acercan mucho más, bucean bajo el barco o simplemente nadan, en grupos de más de cuatro animales. Parecen estar escuchando el excitado murmullo del barco. De hecho parece que varias familias se han reunido aqui –entre ellas vemos a muchos conocidos: Ponce, Sierra, Franzfin, Pedro y Baby Hook. Tambien vemos a Edu por primera vez este año.
Quien me impresiona más es un gran macho que viene nadando desde la parte delantera derecha hacia nosotros. Emerge brevemente, parece buscar algo con la mirada y con unos pocos aletazos de su cola acelera enormemente para recorrer los 7 metros que quedan hasta nuestro barco en un instante, antes de bucear debajo mio y desaparecer del otro lado del barco. Poco después emerge pegado a nuestra proa y se despide con un enérgico splash para desaparecer en la profundidad. Los calderones se quedan un rato largo junto al barco y sus cuerpos negros son perfectamente visibles en la mar calma. De vez en cuando se escuchan sus silbidos, nos gustaría quedarnos.
Lamentablemente llega el momento de tener que volver. Iluminados y dichosos desfrutamos el viaje de vuelta a Tarifa. ¡Que suerte tuvimos con poder ver la esplendorosa belleza de tantos animales! Estamos casi llegando al puerto, cuando aparece el punto sogra la i: delfines listados que cruzan nuestro camino para redondear este viaje maravilloso. Nadan a toda velocidad pasando por nuestra popa, mostrando sus franjas blanco-azuladas. Con eso finalizan una salida inolvidable y una linda semana, dejando ganas de más aventuras!
No tengo que esperar mucho para esas nuevas aventuras. Es sábado de mañana y como generalmente sucede en la pretemporada, el barco está medio lleno. Por eso muchos de los colegas de firmm han decidido participar del viaje. ¡Nuevamente el tiempo promete una salida maravillosa, y cumple! Divisamos el primer soplo de cachalote, que bucea en la distancia. Luego se desencadena ajetreo. Katharina y Eduardo parecen haber divisado otro soplo – aceleramos, paramos, aceleramos otra vez, sin que nadie de nosotros supiera lo que sucede. ¡Al parecer estamos buscando el soplo de un rorcual, sería el primero de la temporada! Brevemente vemos una aleta dorsal en la distancia, pero desaparece – tampoco volvemos a ver el soplo vertical. En el trajín acabamos entre numerosos bollarines, unidos por largos cabos. Uno de los cabos se enrolló en la hélice. El marinero Pedro se trepa por la borda y corta los cabos con un cuchillo. Cuando se asegura de que el barco estuviera libre luego de un breve maniobrar, vuelve a atar las líneas y devuelve el aparejo de pesca al mar.
La demora causada termina siendo una ventaja, porque le sigue un espctáculo: cerca del barco Katharina descubre la cabeza de un cachalote que parece descansar en posición vertical. Desde nuestra posición en la cubierta casi no lo vemos, pero el barco, con las hélices paradas, abate hacia su posición. Entonces lo vemos, el cachalote ahora flota en posición horizontal a unos 50 metros del barco. Varios calderonos comunes se acercan desde diferentes direcciones, mientras que aves marinas circulan sobre la escena. Con el abatimiento el animal termina ubicado a solo 3 metros de nosotros y podemos apreciar su tamaño. Su inmensa aleta caudal es perfectamente visible bajo la superficie calma de la mar. El gigante sigue inmóvil. ¿Será que duerme? ¡A mi por cierto la escena casi me vuelve loco!
El animal tiene una gran cicatriz y su espiráculo, dirigido hacia la izquierda, parece una ranura – totalmente diferente al de los calderones y delfines más pequeños. De repente el gigante parece despertar y se comienza a desplazar con su aleta caudal – siempre acompañado de los calderones comunes. Podemos reconocer su mandíbula inferior, hasta que finalmente bucea mostrando su gran aleta en toda su dimensión.
Nos bajamos del barco como en trance después de ese viaje fantástico. ¡Ahora si estamos listos para el fin de semana!