Cuando la naturaleza nos muestra su generosidad ...

por firmm Team

reflejos plateados

Texto: Sevi Golinvaux, photos : Albert Rietjens

Hoy es mi día libre, y decido participar en la última salida del día a las 16:00 h como “turista”.

Tengo mucha curiosidad por saber qué nos reparará el mar en este primer día con salidas, tras tres largas semanas de Levante que mantuvo a los barcos encerrados en el puerto. Cuando el viento sopla fuerte del oeste, el mar se vuelve muy agitado y es imposible salir para observar a las ballenas y los delfines. Este verano tuvimos muy pocos días de Levante, ... es como si el viento quisiera compensar su prolongada ausencia.

Es viernes 13 de octubre, y mañana es luna nueva, que anuncia un mar con fuertes cambios de marea... Esta tarde, el estado del mar ya se ha calmado, y un velo de nubes filtra los rayos del sol, creando magníficos reflejos plateados sobre la superficie casi lisa del agua. ¡Precioso!

Nada más salir del puerto de Tarifa, nos recibe un grupo de Delfines Comunes. Son muy dinámicos y nos regalan un espectáculo de múltiples saltos en todas direcciones.

Ver delfines en libertad tiene un efecto mágico en la mayoría de nosotros: volvemos a ser niños de 5 años, asombrados por la alegre inocencia que transmiten.

La excursión empieza muy bien. Tras unos minutos de observación, suficientes para la toma de datos, los dejamos en paz para proseguir con la búsqueda de otras especies. El barco navega hacía unos pescadores de atún. Un pequeño grupo de Delfines Mulares nada tranquilamente entre los barcos ... ¿quizás están al acecho de una oportunidad para capturar una presa, o de peces descartados por los pescadores?

Reunión familiar

Una cosa es segura: Estamos de suerte. En este mismo instante, los pescadores suben un atún de metro y medio a bordo. Cada vez me asombro de nuevo del tamaño de estos peces. Y eso, aunque hoy en día ya no alcanzan el mismo tamaño que antes. Debido a la pesca masiva, los atunes no tienen tiempo suficiente para madurar y crecer. Antes, los pescadores llegaban a Tarifa con atunes de 4 metros y más.

Más al sur, unas grandes aletas con forma de olas atraviesan la brillante superficie del mar en calma. Efectivamente, es una familia de Calderones acercándose a nuestro barco. Reconocemos a Baby Hook por la forma de su aleta dorsal. Ella también está registrada en nuestro catálogo de foto identificación. Los grandes delfines negros y grises se quedan cerca. Para nuestra alegría van pasando por debajo del barco, y también delante de la proa. En el frente se ve otro grupo de Calderones nadando hacia nosotros.

Esta vez, lo que se nos acerca, casi parece ser una “reunión familiar”: Contamos al menos 20 a 30 aletas dorsales en la superficie. ¡Eso significa, el doble o incluso el triple de animales de los que se ven arriba! ¡Increíble!

A bordo, David, Jose y todos los demás miembros de la tripulación con cámara, están fotografiando a los animales para identificarlos. ¡Son tantos ...! Reconocemos a Triángula, Edu, Pedro, Nuria, Willy, Ponce y Antonio con su gran herida en la espalda.

Tengo la suerte de estar en la parte delantera del barco y de poder observar muy de cerca el espectáculo que se está dando un metro por debajo de mí.

en la espalda

Es un escenario surreal: un gran grupo de al menos 30 Calderones flota en la superficie, se sumerge y vuelve a subir para respirar. Es la primera vez que puedo observar el cerrar y abrir de un espiráculo tan de cerca. Algunos se ponen bocarriba y nos muestran su bello patrón cruzado del vientre, mientras nos saludan de vez en cuando con sus aletas pectorales.

Otros sacan sus grandes y redondas cabezas fuera del agua para observarnos con sus propios ojos. Todo eso, justo por debajo de la proa. A tan solo unos metros de ellos, me vuelvo a fijar en su tamaño: los más grandes entre ellos miden 6 metros. Una cosa es explicar su tamaño en una charla informativa, pero verlas realmente pocos metros delante de mí, sigue siendo una experiencia conmovedora.

cerca del barco

Junto con un voluntario, me inclino sobre las ballenas y éstas se mueven constantemente de un lado a otro delante de la proa, como si buscaran nuestra compañía. Estos maravillosos animales, cuyo desarrollo cerebral es similar al de los humanos, muestran conciencia de sí mismos, empatía, sentimientos... y cuando interactúan con nosotros, se tiene la impresión de que hay una comunicación en marcha, que "algo" está pasando.

Se quedan al menos 20 minutos con nosotros, hasta que tenemos que volver al puerto de Tarifa.

Este encuentro me llenó de especial alegría y entusiasmo, y observo que los pasajeros también se sintieron llenos de aprecio y gratitud y aplaudieron. Esta experiencia nos conmovió a todos por lo especial y bella que fue.

La naturaleza es generosa con las personas en cuanto a sentimientos y aventuras. Solo tenemos que abrirnos a ella, observarla y respetarla.

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