Un paseo por la costa

por firmm Team

Texto: Brigitte, fotos: Philippe Bazire y Dagmar Kossow

El primer día con tanto viento que no pudimos salir al mar, nuestro biólogo marino José Manuel hizo una excursión con un grupo de siete personas que habían venido desde Alemania y Suiza hasta Tarifa, solamente para salir con nosotros al mar todas las veces que les fuese posible. Quienes llevan mucho tiempo siguiendo a firmm se preguntarán qué habrá sido de Jörn, quien ocupó desde 2003 el puesto de biólogo marino de la fundación. Él regresó a principios de año a su país de origen, Uruguay, y José se hace cargo del puesto desde entonces.

Katharina también participó en la excursión a Barbate. Incluso para ella fue una novedad, y estaba muy intrigada. Pero, ¿por qué iban hasta Barbate? El día anterior, David, uno de nuestros mecánicos que vive ahí, había salido a pescar con una pequeña barca. Justo cuando se encontraba en los alrededores de la Almadraba de Barbate, aparecieron de repente las orcas.
Fue muy impresionante ver a los más grandes de los delfines tan de cerca. Normalmente, las ve junto a Katharina desde la altura de la cubierta superior del firmm VISION, con una distancia prudente.

Pero de repente, desde el pequeño barco de pesca, pudo apreciar su tamaño real, sobre todo cuando pasaban justo por debajo de él. Sentía un gran respeto mientras estaba allí sentado en su barquita.

A la mañana siguiente, nos contó con mucho entusiasmo de la experiencia sobrecogedora que le había dejado muy impresionado.
Desde Barbate sale el Sendero del Acantilado que forma parte del Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate. El camino sube por los acantilados, siempre pegado al mar, hasta un punto panorámico.

Dejamos los coches en el parking vigilado del puerto de Barbate y comenzamos la caminata. Primero seguimos un camino estrecho, en paralelo a la Playa de Hierbabuena, bordeado por varios tipos de arbustos. Como unas semanas antes había llovido mucho, todo estaba maravillosamente frondoso y verde.
Las flores florecían en los colores más hermosos y vibrantes, en todas las tonalidades de rosa, morado,
amarillo y blanco. Los lagartos se cruzaban en nuestro camino y los numerosos pájaros rompían el silencio con sus cantos.

Al cabo de un rato, el camino ascendía suavemente. A un lado, el mar del Atlántico brillaba con fuerza y al otro, el verde exuberante de los pinos alegraba nuestros ojos.

El punto más alto se encuentra a unos 100 metros sobre el mar, en los acantilados. Aquí, junto a la Torre de Tajo, una atalaya del siglo XVI de unos 13 metros de altura, hay un mirador desde el que se puede disfrutar de una maravillosa vista hasta Atlanterra y la Playa de los Alemanes. Casi exactamente debajo de nosotros estaba la Almadraba. Aquí es donde deberían estar las orcas. Por desgracia, esa tarde no estaban. La razón, según se enteró José poco después por un grupo de WhatsApp: habían "interactuado" con un velero muy cerca, justo 1 ½ horas antes. Una pena para nosotros y para los navegantes.

Aunque esa tarde no vimos los animales que esperábamos, regresamos a Tarifa sobre las 16.00, satisfechos y cansados. Todo el mundo durmió muy bien después de la caminata y gracias a todo el aire fresco.

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