Salida por la tarde – ¿qué pasa si las ballenas intentan comunicarse con nosotros?

por Thomas Brückmann

Texto y fotos: Thomas Brückmann

Fue la última salida del día y aún quedaban plazas libres en el barco. Así que todos los pasajeros pudieron encontrar cómodamente un sitio en primera fila junto a la borda.

Delfines mulares a su rumbo  

Al poco tiempo nos cruzamos con los primeros delfines mulares. Curiosos por nuestro lento acercamiento con el barco, algunos animales se animaron y salieron más fuera del agua para respirar que antes. Incluso pegaron pequeños saltos para obtener una visión más completa de los acontecimientos en la superficie. Acompañamos a los delfines mulares durante un rato. Como parecían estar solo de paso por el Estrecho de Gibraltar, siguieron su camino.

También nosotros continuamos con el firmm SPIRIT con rumbo a la costa marroquí. Poco después encontramos – como muchas otras veces – a un grupo de calderones comunes, que pudimos reconocer desde varios cientos de metros por sus aletas dorsales. El capitán navegó paralelo a los animales para no molestarlos y mostrarles que nuestro barco no supone ningún peligro para ellos. Además, de ese modo todos los pasajeros tenían una vista óptima desde un lado del barco.

De repente vimos como dos calderones adultos cambiaron de dirección, se apartaron del grupo y tomaron rumbo directamente hacía nosotros. Nadaron de frente hacía nuestro barco. Justo antes de alcanzar el barco se sumergieron y volvieron a salir por el otro lado.

Calderón común acercándose  

Calderón que se dispone a bucear ...a lo largo del barco 

Una y otra vez sacaron sus cabezas del agua para finalmente quedarse completamente quietos en la superficie delante de la proa del barco. Todos los pasajeros estaban entusiasmados de tener a los animales casi al alcance de la mano.

Los calderones al "alcance de la mano"  

Para nuestra sorpresa oímos de repente como los dos calderones comunes comenzaron a silbar en alta frecuencia, lo que primero se notó como un leve chirrido. A muchos a bordo se les puso la piel de gallina. Acabábamos de ser testigos de cómo otra especie intentó por su propia iniciativa establecer un contacto verbal, a comunicar con nosotros. Tal como suelen comunicar entre ellos, intentaron en este instante hablar con nosotros, con su forma propia de vocalizar.

Esa situación duró solo unos pocos minutos. Pero tuvimos la sensación de que el tiempo se había parado. A bordo reinaban un silencio expectante y un gran asombro. Todos miraban con ojos como platos por encima de la barandilla a los dos calderones que estaban justo al lado del barco.

Cuando el barco fue ligeramente desplazado hacía un lado por unas grandes olas, los dos calderones volvieron a sumergirse y comenzaron a guardar una distancia cada vez mayor hacía el barco, hasta que finalmente se dieron la vuelta para regresar con su grupo.

Los calderones comienzan a alejarse   

Todavía aturdidos por ese encuentro extraordinario, comenzamos a realizar poco a poco que fuimos testigos de un momento muy especial. ¿Cuantas veces se puede experimentar en plena naturaleza que un animal salvaje inteligente busque el contacto con otro ser vivo inteligente, con nosotros en este caso?

En la investigación del sistema de comunicación de delfines mulares, los científicos utilizan software especial e inteligencia artificial para analizar el lenguaje, están llegando al punto de poder descifrar la comunicación vocal de los delfines, para poder comprenderlos e incluso quizás contestarles. Los primeros resultados de estos esfuerzos se esperan para dentro de pocos años.

Para la zoología eso supondría un grandísimo paso adelante, que seguramente levantaría también muchas preguntas éticas. Ya existe una discusión controvertida sobre los derechos personales de cetáceos y primates. La consecuencia de otorgarles esos derechos sería que a los animales no se les seguiría considerando como “cosa” a nivel jurídico, sino como persona, con derecho a integridad física y una vida en libertad – su caza y su cautiverio o posesión se prohibirían directamente y pasarían a constituir un delito penal.

Después de esa maravillosa experiencia el firmm SPIRIT retomó poco a poco su camino y tras unas dos horas regresó al puerto de Tarifa. Se terminó una salida que seguramente permanecerá durante mucho tiempo en la memoria de todos.

Entrada al puerto de Tarifa con la estatua "El Sagrado Corazón de Jesús" 

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