Orcas en octubre
por firmm Team
¿Casualidad o despedida?
Texto: Nikolas Noetzel, Photo: firmm
Hoy, en el último viaje antes de un fin de semana de tormenta, la tripulación de firmm y los pasajeros a bordo del “firmm Spirit” son testigos de un espectáculo especial.
Unos 25 minutos después de salir del puerto, Diego, el capitán, cambia notoriamente la velocidad del barco: las palancas de aceleración del puente están a fondo: ¡Toda marcha avante! La razón para este tipo de maniobras suele ser en 9 de 10 casos, que el observador en el flybridge - en este caso Katharina - haya descubierto algo para lo que valga la pena sacarles el jugo a los dos motores Volvo, los candidatos más probables son Rorcuales comunes, Orcas o Cachalotes. 1000 caballos de fuerza nos arriman rápidamente a Marruecos. ¿Qué nos espera allí?
Para mí este viaje de todos modos es algo especial – será el último, porque mi voluntariado de tres meses y medio en firmm termina este fin de semana. Para Petra, que también está a bordo, es lo mismo. Me encuentro parado en la cubierta de proa y miro hacia arriba donde está Katharina: ¿Qué será lo que habrá visto? Dice algo que no puedo escuchar por el ruido de las máquinas y del mar contra los costados del barco. Me pareció entender algo que comienza con “O” – en ese caso solo se puede tratar de las Orcas. ¿Pero Orcas – en octubre?
Las orcas vienen más bien en julio y agosto para quitarles atunes del anzuelo a los pescadores. También este año había sido el caso, pero las habíamos visto poco. El tiempo había estado malo demasiadas veces. Luego suelen desplazarse hacia el Atlántico.
Todos los que están en la proa intentan ver lo que hay adelante. Los pasajeros comienzan a susurrar porque se percatan de que sucede algo particular.Y entonces la vemos – una larga y brillosa aleta dorsal, directamente en frente nuestro, pero aún a 500 metros de distancia. No puedo creerlo todavía, tal vez se trate solo de un espejismo – estamos cegados por el reflejo del sol en el agua.
Algunos minutos más tarde no caben más dudas: a 50 metros de distancia emergen a intervalos regulares los cuerpos macizos de una familia de Orcas. El capitán aminora la marcha. Entre las Orcas hay un macho adulto, se trata de “Camacho”.
Me encuentro posicionado en la misma proa y cuento a los animales – al final estoy seguro de haber visto a dos cachorros – siempre cerca de su madre. Uno parece recién nacido, de pocos días de edad. Tiene todavía una coloración naranja-amarillenta en lugar del marcado blanco, que junto al negro caracteriza a las Orcas de más edad.
La matriarca del grupo es una de las madres posibles, Katharina cuenta por el micrófono que es la tercera vez en la historia de firmm que se ve un neonato. Podría ser que en este caso la “jefa” solo actúe de nodriza, mientras la madre esté ocupada cazando. Las hembras de Orca pueden llegar a los 80 años de edad y la más vieja es la que asume la responsabilidad por el grupo.
La gente se calma y pasa a mantener un silencio reverente, interrumpido por los gritos de alegría de los niños. Las máquinas están en ralentí, de forma que se escuchan respirar los animales – ¡es extraordinario!
Miro lleno de felicidad a Katharina – es el mejor regalo de despedida que pudiera recibir. Petra siente lo mismo, para ella es incluso la primera vez que puede observar a las Orcas. Detrás de Katharina veo a Eduardo hizando la bandera de Marruecos – una señal para la guardia costera marroquí, ya que nos encontramos en sus aguas territoriales. ¡Tan lejos hemos seguido a los animales!?
Entretanto desaparecen los animales por unos minutos – por nuestra popa pasa un pescador deportivo, por lo menos sin los sedales que suelen llevar por detrás, pero a demasiada velocidad. Y entonces llega la culminación del viaje, una hembra ejecuta un gran salto y nos deja a todos atónitos.
Después de 45 minutos y frente a la costa de Marruecos parece que los animales encuentran algo de tranquilidad y permanecen en reposo varios minutos del lado derecho del barco, casi inmóviles. Es una demostración especial de confianza frente al “Spirit” y su tripulación. Las ballenas raras veces pueden descansar en el canal de navegación lleno de barcos mercantes del Estrecho de Gibraltar.
Finalmente y habiendo pasado casi una hora nos hacemos camino a casa. ¡Las Orcas no se van, somos nosotros los que tenemos que hacerlo! A la vuelta nos acompaña un grupo de Delfines Listados – los demás cetáceos seguro que se habrán percatado de la visita de las majestuosas Orcas y mantenido una respetuosa distancia.
Después de más de 100 salidas finaliza mi aporte al trabajo exitoso de firmm – estos momentos, cuando los pasajeros bajan con miradas de asombro del barco, hacen tan especial y gratificante el trabajo. La pregunta es, ¿porqué han entrado las Orcas al Estrecho en esta época - será que no encuentran suficiente alimento en las zonas donde suelen cazar normalmente en octubre? ¿Qué las hizo cambiar de costumbre? ¡Que los cetáceos precisan de nuestra protección es evidente! Es triste que deban protegerse de nosotros mismos. Por eso es tan importante ampliar nuestros conocimientos sobre los cetáceos del Estrecho de Gibraltar – y en otras zonas del mundo.
Una salida como esta deja en todos los espectadores una imagen duradera – llevándoles a mostrar más respeto hacia el mar y sus habitantes, del que (ojalá) ya hayan estado demostrando.