Moby Dick para el día de la madre
por firmm Team
Texto: Pia Ackermann, voluntaria de firmm
Fotos: firmm
Mientras que la mayoría de las madres reciben ramos de flores y dulces el 11 de mayo 2009, las que se encuentran a bordo del "firmm Spirit" reciben una sorpresa colosal: un gran Cachalote que se acerca al barco. El simple hecho de poder observar un Cachalote por unos minutos es un regalo. Si además se orienta hacia el barco ya es un hecho excepcional.
Pero vamos desde el comienzo: apenas que vimos los primeros animales, Calderones, nuestra experta tripulación descubre el soplo de dos metros de altura de un Cachalote. ¡Vamos allá! El barco para a una distancia respetuosa. El animal reposa tranquilamente en la superficie cargando oxígeno. Reina un silencio devoto a bordo del barco, se puede escuchar el soplido. Entonces gira hacia el barco. ¿Quién observa a quién? No se pueden ver sus ojos pero su espiráculo es sorprendentemente bien visible.
Se puede reconocer bien hasta dónde llega su cabeza angular (que compone la tercera parte de su longitud total) y dónde comienza su lomo. Debajo de su piel llena de surcos tiene una capa de grasa que lo protege del frío en sus profundos buceos, llamada "Blubber" por los balleneros.
Viéndolo en reposo en el medio del Estrecho de Gibraltar con su intenso tráfico de barcos y a merced de tantas influencias artificiales, de pronto el gigante parece tan vulnerable. Pero no le queda otra opción a este mamífero, después de una hora y media como máximo tiene que volver a la superficie para respirar. De repente su cuerpo macizo se tensa y se arquea, para finalmente estirarse en vertical y bucear con impulso y elegancia. ¡Qué hermoso ver desaparecer su aleta caudal en el agua! El concepto de habitante de los océanos acaba de adquirir una nueva dimensión.