Alboroto en el Estrecho

por firmm Team

Texto: Christine, fotos: firmm

Aunque el 1 de julio no encontramos a las orcas, la segunda salida del día resultó completamente fuera de lo normal, desde principio a fin.
Apenas habíamos abandonado el puerto, todavía al lado de la Isla de las Palomas, vimos dos tortugas. La primera era más pequeña y se sumergió en seguida, pero la segunda, de un tamaño considerable, se dejó observar cómo nadaba durante varios minutos en la superficie.

Pero esto solo fueron los primeros minutos de la salida. Al principio tomamos el curso habitual, pero luego continuamos durante un largo rato hacia el oeste, antes de encontrar los primeros calderones. Además, estaban mucho más al norte que de costumbre, muy cerca de la costa española.
Una vez llegados hasta ellos, vimos que se trataba de un grupo más bien grande, con aproximadamente 30 individuos que viajaban tremendamente rápidos y sin curso reconocible en la superficie. Su movimiento me recordaba más al de los delfines comunes o listados, pero para nada parecía un comportamiento típico de los calderones, que durante el día suelen moverse con mucha tranquilidad.

Durante un buen rato observamos cómo las ballenas se movían en círculos, girando cada dos por tres bruscamente en la dirección opuesta, para luego volver a salir disparados hacia otro lado.

haciendo el pino

Al poco tiempo descubrimos al siguiente grupo, que se estaba acercando desde el oeste. También estos animales mostraban el mismo comportamiento extraño.
Cada vez se sumaban más y más animales, que se movían rapidísimos a nuestro alrededor, repartidos en diversos grupos. En total, contamos unos 200 animales, entre ellos un recién nacido y muchos de nuestros conocidos, como Baby Hook, Edu, Nina, Oliver, Fernando, Dientes, Willy, Johnny y Franzfin.

Por fin, Katharina y la tripulación nos contaban lo que sospechaban:Ya por la mañana habían recibido la noticia de que las orcas habían sido vistas cerca de Gibraltar. Como los calderones y las orcas no son precisamente mejores amigos, se puede deducir de su extraño comportamiento que las orcas habían vuelto sobre esta hora desde Gibraltar hacia el Atlántico, pegados a la costa marroquí. Así obligaron seguramente a los calderones a desplazarse hasta tan cerca de la costa española.

Seguimos observando un rato cómo los calderones saltaban y se dejaban caer de costado sobre la superficie del agua (breaching), cómo sacaban sus cabezas fuera del agua (spyhopping) e, incluso, ¡uno parecía hacer el pino! Mientras tanto, silbaban fuertemente para comunicarse entre ellos mientras se movían como flechas, agitando el agua hasta que parecía estar hirviendo.

Con tanto alboroto, el tiempo pasó volando y llegó la hora de volver a Tarifa.
¡La temporada alta ha empezado de manera sensacional! Esto promete un verano muy interesante.

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