A las Orcas les gustan los veleros

por Jörn Selling

Dos de l@s "Tres Mosqueter@s"

A algunas Orcas del Estrecho de Gibraltar les encantan los veleros. Así es como se podría describir su nuevo comportamiento, que han estado mostrando desde el final del confinamiento impuesto a causa de la pandemia de Corona en España.

La primera interacción entre las Orcas y un velero se produjo el 23 de julio de 2020 entre Trafalgar y Barbate según el “Guardian”. "Interacción" es un término global que prefieren utilizar los científicos españoles que han formado un grupo de trabajo (Grupo de Trabajo de Orca Atlántica). Por un lado, para evitar sensacionalismo y por otro, nadie sabe si son ataques o si es un comportamiento lúdico. Los tripulantes de los barcos afectados perciben las interacciones como ataques. Especialmente cuando las Orcas interactúan en la oscuridad de la noche con el casco y el timón, algunos miembros de la tripulación temen naufragar. Los veleros modernos con cascos de fibra de vidrio / resina, y de acero, no son tan fáciles de hundir para las ballenas, a diferencia de los únicos (de madera) de los que se tiene constancia: el de la familia Robertson en 1972 en las Galápagos y uno en 1977 con avería frente a Brasil; en ambos casos las tripulaciones escaparon con el susto.

Han continuado sus travesuras durante más de un año, interactuando con veleros desde Gibraltar hasta Vizcaya, lo que lleva a la interesante cuestión de si las Orcas del Estrecho de Gibraltar migran extensamente, o si el comportamiento es contagioso. Los últimos "ataques" tuvieron lugar en agosto de 2021. A finales de junio del mismo año hubo que reparar la pala del timón de un velero en Gibraltar, porque le habían arrancado un trozo. Según la tripulación británica, participaron 30 animales, pero no hay información precisa sobre si todos embistieron y mordisquearon activamente al velero. El método es como el que utilizan para cazar ballenas y grandes atunes: embestir y morder la aleta caudal (pala del timón). A menudo las hemos observado mirando de cerca nuestra popa, nadando debajo de espaldas. La facilidad con la que se adaptan culturalmente a los ecosystemas, desarrollando técnicas de caza especializadas, requiere de capacidad cognitiva que las habilita a deducir dónde están los puntos frágiles de las presas (y barcos). Según el grupo de trabajo, sólo hubo daños materiales en un 15% de los casos.

Según el mismo grupo son tres Orcas jóvenes las más asiduas en participar activamente en esta novedosa serie de acontecimientos. Uno de los animales tenía una herida en la cabeza en un ataque el 29 de julio de 2020. Probablemente nunca se aclarará si fue la causa o una consecuencia de las acciones de embestida. Encontrar el desencadenante de esta serie de interacciones hasta ahora no descritas entre Orcas y barcos está atrayendo la atención de todo tipo de científicos especializados en ballenas hacia las Orcas de Gibraltar. ¿Se aclarará alguna vez la causa?

En mi primer artículo enumeré algunas especulaciones, se han sumado algunas nuevas:

-Un acontecimiento puntual como desencadenante: por ejemplo, un anciano de tez y barba blancas que, sin saberlo o por descuido, atravesó un grupo de Orcas que descansaban durante el confinamiento paradisíaco para ellas y embistió a un animal dormido. La descripción del autor proviene de un "susurrador de ballenas" que se acercó a nosotros, esto sólo como fuente de referencia. Si el susurrador se siente aludido, por favor comunicarse con nosotros porque ayudaría mucho a resolver el misterio.

-Enfado generalizado entre las Orcas por el hecho de que, tras 2 meses de confinamiento (con ausencia de acoso por parte de las embarcaciones de recreo, tanto físico como acústico, sobre todo a mayor distancia de la ruta marítima del Estrecho de Gibraltar), el ruido retornó y les volvió a dificultar la localización de atunes. Debido al mayor riesgo de lesiones que suponen las embarcaciones a motor, se han especializado en los barcos de vela para su "vendetta". Pero tampoco se detienen ante los barcos de pesca, como me confirmó un amigo pescador cuyo barco tuvo que ser reparado en la quilla en el astillero; aunque pudo haber sido el resultado de la pelea por un atún.

-El anteriormente mencionado comportamiento lúdico para entrenar la caza del atún. Pero cuidado con malinterpretarlo, ¡las Orcas no confunden veleros con atunes!

-Puro juego: los tres juveniles ya mostraban una especial curiosidad por las hélices y las palas de los timones de los barcos cuando eran crías, tanto de los barcos observadores de ballenas, como de uno de investigación de “CIRCE”, cuyos miembros defienden la teoría del "puro juego"; según ellos, el creciente tamaño de las crías es ahora el único causante de los daños, pero llevan más tiempo con sus fechorías. Un velerista me mostró en la oficina imágenes submarinas que un amigo suyo había tomado con una GoPro a bordo de otro velero: las Orcas parecían estar mordisqueando "tiernamente" la pala del timón. CIRCE sugiere seguir navegando y fingir que no pasa nada para no motivarlas. Pero para ello habría que sujetar el timón, lo que supondría un riesgo para el patrón si la rueda del timón gira bruscamente cuando las Orcas embisten la pala.

Las recomendaciones del "grupo de trabajo" para los navegantes son actualmente las siguientes:

-Una quinta especulación menos probable, pero que no se puede descartar: cambio de comportamiento debido al toxoplasma. Hay suficientes efluentes de aguas residuales procedente de tierra. El 15.05.2014 se observaron 5 crías de orca junto al espigón del puerto de Tarifa en la bahía "La Caleta", nadando en círculos durante un buen rato. Aparentemente habían sido dejadas allí por sus madres, posiblemente porque querían cazar y mantener a sus crías a salvo. Allí es exactamente donde se vierten algunas aguas residuales del casco antiguo; basta con que se laven los cajones de arena de los gatos, se tiren las heces por el retrete, o se enjuaguen las calles y veredas, para que los agentes patógenos lleguen a las aguas costeras.

Un estudio demostró en ratones que los infectados con toxoplasmosis mostraban una marcada disminución del miedo natural al gato, importante para la supervivencia. Los chimpancés, grandes mamíferos estrechamente emparentados con nosotros, perdieron el miedo a su depredador natural, el leopardo, tras contagiarse de toxoplasmosis, según demuestra otro estudio.

A partir de datos de más de tres décadas de investigación continua sobre el terreno en la Reserva Nacional de Masai Mara (Kenia), los investigadores dedujeron que los cachorros de hiena infectados con Toxoplasma gondii se comportaban con más audacia en presencia de leones, que los cachorros no infectados. Esto aumentaba la probabilidad de ser devorados por los felinos. El parásito consigue así pasar del huésped intermedio al intestino de los felinos, donde se reproduce.

Otros estudios trasladan esta posibilidad de cambio de comportamiento a los humanos, y ven una conexión entre la toxoplasmosis y el comportamiento agresivo/audaz. Sin embargo, aún faltan pruebas concluyentes. Podría ser que el parásito también influya en el comportamiento de los mamíferos marinos, donde se han dado casos de infección por Toxoplasma entre los que se acercan al litoral.

Si las ballenas están de vendetta (tienen suficientes motivos para estar estresadas), si están jugando, o si sólo son víctimas de parásitos que las hacen actuar con más osadía, no cambia el hecho de que se haya sumado un nuevo conflicto al que tienen con los pescadores, ni el estrés provocado por el ruido constante, ni la escacez de presas en sus cotos de caza. Por desgracia son los animales quienes suelen perder la carrera, aunque las Orcas estén protegidas en aguas españolas.

Habría soluciones que suenan utópicas en este mundo arruinado por nosotros:

Observación prohibida desde el 01.03 al 31.08

-Reducción del ruido proveniente de la navegación.

-Cumplimiento de la Ley que regula la Observación de Cetáceos, especialmente mantener una distancia de al menos 60 metros y la prohibición absoluta de acercarse a las Orcas desde el 01.03 al 31.08 en aguas españolas entre el sur de Tarifa y el suroeste de San Fernando.

-Ligar una mayor cuota para los pescadores de atún a la protección de las Orcas y renunciar a cualquier agresión contra ellas.

-Prohibición del aturdimiento de atunes con descargas eléctricas en presencia de Orcas.

Si a continuación las Niñas dejaran de interactuar, sabríamos más acerca de las posibles causas.

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