Such a perfect day

por firmm Team

Texto: Marleen Caris, fotos: Albert Rietjens; voluntarios con firmm

Hoy, el 21 de septiembre de 2015, pudimos volver a salir al Estrecho de Gibraltar desde Tarifa tras dos días de Levante fuerte (viento del este). El Estrecho había estado llamándome desde primeras horas de la mañana.

Como voluntaria de la fundación sin ánimo de lucro firmm fui yo la acompañante a las 13:00 horas en el barco “Spirit”, directamente despúes de mi discurso sobre los objetivos de firmm; la fundación se dedica a la protección de los mamíferos marinos en el Estrecho de Gibraltar. Es gratificante ver cada vez como la gente se da cuenta de la relación que hay entre el mar y el efecto que tenemos las personas y nuestra basura en los animales: A no ser por el agua, éstos mamíferos se parecen tanto a nosotros.

  

El mar estaba bastante calmo cuando encontramos a un pequeño grupo de Delfines Mulares delante de nuestro barco, pero que seguió pronto su rumbo. Como buscamos un acercamiento respetuoso, por su puesto no perseguimos a los animales, solo para poder verlos mejor.

Algo más tarde encontramos a mi especie de delfín favorita, una familia de Calderones, también llamados Ballenas Piloto. Entre ellos estuvieron los animales adoptados Zackzack (con su media aleta dorsal) y Franzfin. Los animales se mostraron muy confiados y flotaban tranquilamente encima del agua, nadando de vez en cuando lentamente y acercándose así bastante a nuestro barco “Spirit”. La fundadora de firmm, Katharina Heyer, quien se encontraba arriba en el barco, opinó que ahora los animales estaban tomándose el tiempo para descansar, despúes de la lucha continua contra olas y corrientes de los últimos dos días. Poco después nos encontramos también con algunas otras familias, entre ellas la de Corte, y todos los animales parecían estar tranquilos y relajados. Con eso ya habían pasado 2 horas maravillosas en el agua.

  

A las 17:00 horas tuvo lugar el último viaje del “Spirit” de ese día. Ésta vez pude ir como pasajero y tuve así todo el tiempo del mundo para disfrutar del viaje. El mar se había calmado mucho más, apenas había oleaje. Al principio no vimos más que algunos peces luna.

Entonces el mar en el muchas veces impredecible Estrecho se había transformado por  completo, dando un espectáculo único; convertido en una superficie lisa, casi como un espejo. De repente, un poco alejado de nosotros, comenzamos a ver familias de calderones por todas partes y algunas se nos acercaron lentamente.

    

¡De nuevo se trataba de la familia de Zackzack! Pero ésta vez el grupo nos estaba dando la bienvenida con un espectáculo vivo, casi como un show privado sólo para nosotros.

    

Salpicaron y saltaron con todo el cuerpo fuera del agua (algo realmente raro en calderones), aparentemente era la cría de tres años de Zackzack. Golpearon la superficie con las aletas de sus colas (tailslapping) y enseñaron sus aletas caudales como lo suelen hacer los cachalotes. ¡Y encima se pusieron a nadar boca arriba levantando sus aletas pectorales al aire!

    

Qué diversión para los animales, y que gozada para nosotros. No sólo pudimos apreciar los sonidos de su respiración, sino además fuimos capaces de distinguir los vivos cánticos de los Calderones llenos de “clics” y silbidos. ¡Maravilloso! Era como si dijesen después de los días movidos de Levante “Qué día tan perfecto” y lo expresasen apasionadamente.

   

Con un profundo sentimiento de satisfacción había observado el espectáculo y durante el camino de vuelta estuve tarareando todo el tiempo “such a perfect day...” (qué día tan perfecto) de Lou Reed. Qué harmonía, qué libertad. Y qué oportunidad poder vivir eso mientras trabajaba como voluntaria para firmm.

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