Basch! – suena la aleta caudal del cachalote

por firmm Team

Texto: Melanie Fraundorfer, fotos: firmm

No importa cuantas veces los hayamos visto ultimamente, mi corazón acelera cada vez que escucho las palabras de Katharina por los altavoces: “Hemos localizado un soplo de cachalote!”. Así fue también este día especial. Pudimos observar al animal como descansaba tranquilo en la superficie. Cuando buceó divisamos otro soplo. Poco antes de llegar pareció que iría a bucear, pero en lugar de ello sucedió algo raro. Mostró la aleta caudal como cuando se van a pique, pero se quedó en la superficie golpeando el agua con la misma. ¡Basch! Y otra vez resonó el golpe de la caudal contra el agua. ¡Basch! Todos a bordo, pasajeros y tripulación, observaban absortos a este gigante majestuoso. ¡Basch! Recién después de varios minutos buceó sin apuro ante nuestras miradas.

Cachalote haciendo tailslapping 

¡Wow, que momento excepcional! Este gigante nos muestra un comportamiento raramente observado entre los cachalotes del Estrecho. Observamos el así llamado “tailslapping” sobre todo entre delfines. Hasta hoy cuesta interpretar ese comportamiento. Algunos científicos piensan que es comunicación a través de lenguaje corporal. Otros están convencidos de que les sirve para librarse de parásitos. Sea como fuera, para nosotros fue un espectáculo único. Todavía impresionados por los acontecimientos, fuimos informados de que había sido divisado un cachalote llamado “Observador”. Parece ser más curioso que los demás y también esta vez sacó la cabeza del agua. Nadó hacia nuestro barco y lo inspeccionó, antes de desaparecer tranquilamente en las profundidades del mar. También una tortuga marina pasó cerca de nuestro barco, sacando con curiosidad la cabeza del agua.

Observador Caretta caretta 

Después avistamos dos cachalotes más, a uno de ellos le llamamos “Cicatriz”. Además algunos delfines mulares se aproximaron a la proa de nuestro barco. Nadaban y saltaban jolgoriosos mientras nos acompañaron un rato.

Cicatriz Cicatriz buceando 

Cuando llegamos al puerto resonaban los golpes de la aleta caudal de aquel gran cachalote en mi memoria. ¡Estos hermosos animales logran sorprender y cautivar una y otra vez!

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