Audaz cachorro de calderón juega piloto

por firmm Team

Texto: Jeannine Christen, fotos: firmm

El sol brilla del cielo despejado cuando nos hacemos a la mar el 25 de sptiembre a las 12.00, el agua está tranquila. En el barco se palpa una gran expectación de los pasajeros. ¿Qué será lo que veremos?

„Oh Hallo!“ suena sorprendida la voz de Katharina por los altavoces. ¿Quién es esa minúscula sombra gris que se nos acerca con tanta determinación? ¡Un bebé de calderón común de pocas semanas de edad! Las franjas de nacimiento son claramente visibles.

 Dos cachorros 

Al lado de su madre, muestra orgulloso como ya sabe hacer rolar su cuerpo en la superficie y lo bien que le salen los “spyhoppings“. Se escuchan exclamaciones de deleite en el barco. El encanto del cachorro nos toca directamente en el corazón. Lametablemente su familia decide seguir viaje poco después y bucea en sentido contrario al que abate nuestro barco “Spirit”. ¿Pero quién sigue dando sus vueltas al lado de nuestro barco? El ozado bebé sigue jugando y chapoteando alegremente mientras su madre se aleja!

Familia de calderones comunes El cachorro de calderón dando sus vueltas 

El grupo no demora mucho en darse cuenta de su pérdida y da la vuelta abruptamente. Rápidamente se reunen alrededor del cachorro, dejándole más tiempo para satisfacer su curiosidad por nuestro barco. Está por todas partes, buceando una y otra vez por debajo del barco para mostrar su cabecita gris por ambas bandas. El alegre cahpoteo del bebé es muy entretenido y en unas cuantas caras de los pasajeros se ven amplias sonrisas y ojos brillosos.

Muy cerca del barco y resoplando 

Los calderones comunes también son llamados ballenas piloto, por sus fuertes lazos sociales que los hacen seguir a un líder o piloto. Sin embargo en este día tan especial, el miembro de menor edad del grupo ha decidido audazmente jugar el papel del piloto, dirigiendo a su familia hacia nuestro barco.

Cuando finalmente comenzamos a navegar de vuelta hacia Tarifa, el grupo dirigido por el cachorro nos sigue unos metros. Como si el bebé estuviera llamando: “¡Hey juguete, vuelve pronto!“

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